martes, 28 de noviembre de 2006

LORENA

Estoy cansada: Así me paso los días, con miradas de tedio al espejo observando como mi imagen decae con el paso del tiempo, cómo el cigarrillo destila humo gris partiendo desde mi dedo índice y mi dedo del corazón hasta algún lugar del techo donde sin mucha prisa emprende su fuga a través de las ventanas, cómo para resaltar mis ojos negros esgrimo delineador negro aquí y allá por mis parpados: mis ojos, dos pequeñas y curiosas ventanas oscuras por las que veo pasar la vida.

Teresa me dijo ayer en la noche que saldríamos de fiesta, en una casa muy colosal que queda en la manzana de un barrio que no es muy recomendable, donde habita toda esa gente que viste bien y que en las mañanas se pinta una gran sonrisa en la boca y se polvorea muy bien la nariz; es muy curioso que de las fosas nasales de esas narices tan polvoreteadas y tan bien cuidadas crezcan pelos y esas personas, dueñas de esas narices, se dediquen a horas de arduo trabajo para lucir bien, a la última moda. Teresa y yo no somos así. Por eso es que a TERESA LA QUIERO UN MONTÓN.

En las noches ella y yo nos damos besos cortos, y en el día, con las ventanas cerradas y encerradas en mi habitación que casi siempre tiene colillas de cigarrillos y fotografías a blanco y negro por todo el piso, nos damos besos largos y apasionados. Cuando hay fiestas, como la de esta noche, me besa en los ojos cerrados y es de lo que más me gusta, sentir unos labios fríos, húmedos y con sabor a fresa en la oscuridad de tus parpados tan poco acostumbrados a luz es una experiencia metafísica. Al menos eso es lo que ella me dijo, yo no sé que es una experiencia metafísica. TERESA ES MUY INTELIGENTE.

Mientras espero a Teresa advierto un hilillo de luz que sale por una de las persianas de las ventanas y sé que allá afuera está haciendo un atardecer perfecto para beber cerveza en un parque y luego encenderse un cigarrillo y mirar hacia la nada. Mirar como las estrellas desplazan a las nubes y esperar que llegue lo que quiera llegar, Teresa, la fiesta, el sexo, el tedio, el odio, soñar con juegos pirotécnicos. Mi hermana que murió cortándose las venas hace no mucho tiempo siempre me llevaba a ver juegos pirotécnicos.

Sí, es un atardecer perfecto y probablemente no sea tan largo, lo cual agradezco. Estoy cansada.


Teresa me dijo que pasaría primero por la casa de su mamá, que luego vendría a la mía. La fiesta empieza tarde. En fin, con la cabeza apoyada en la almohada de leoncitos marinos bien lindos voy a darme un sueñito. Ya sonara el timbre y me despertara. TERESA, NO TE DEMORES.

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