miércoles, 22 de septiembre de 2010

Literatura

Arnon Grunberg, El refugiado

"Hace un tiempo, Beck le preguntó:
- ¿Por qué no puedes buscarte un hombre majo y normal al que no le pase nada? Como los que salen en las portadas de las revistas, alguien como el que a todo el mundo le gustaría ser.
- En primer lugar porque ésos no me necesitan - respondió ella-, y en segundo lugar porque me parecen aburridos.
Esa era una respuesta que no satisfacía demasiado a Beck.
- No puedes querer hacer felices de repente a personas que han sido infelices toda su vida, eso es de sádicos.
- No quiero hacerlos felices - replicó su mujer-. Además, tú crees que es preferible no haberlo conocido nunca para así no echarlo de menos.
- ¿El qué? ¿El amor? ¿La felicidad?
- Ambas cosas.
Beck reflexionó unos instantes.
- Sí - dijo-, eso creo. La felicidad es sádica por naturaleza."

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