miércoles, 29 de septiembre de 2010

Literatura

James Gunn, El coleccionista de juguetes

“-Dame esa pipa.
Se la di.
- Oye, Nancy, ¿te acuerdas de cómo era?
- ¿Cómo era qué?
- Cuando éramos niños.
- Sí, como… ¿qué? ¿Te refieres a querer ser adulto todo el tiempo y no poder?
- No, por Dios, yo nunca quise eso. Me refiero a ser capaz de imaginar cualquier cosa y lograr que casi se haga realidad. Había fe. ¿Te acuerdas de cuando Tar se puso a llorar porque Oscar junior había muerto?
Nancy se quedó mirándome.
- Sí – dijo, dejándose caer en el sofá.
- Joder, eso fue definitivo para mí- dije-. Recuerdo que miré hacia el suelo y vi que a Ellen le salían los sesos por detrás de la cabeza.
- Mierda. Ellen. Maldita sea.
Imaginé que Nancy estaba a punto de llorar por la muerte de su amiga. Tal vez estaba a punto de hacerlo.
- Pero, mierda, James, cuando te haces mayor ves estas cosas en la vida real.
- Pues yo ya no lo siento así.
- ¿No trabajas en un hospital?
- Sí.
- ¿Y no has visto morir a alguien?
- Sí, pero me parecía mucho más real cuando las personas eran de plástico.”

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