sábado, 28 de abril de 2007

DANA Y LOS CIGARRILLOS

Al final de todo, ella entornó los ojos, pero me
ofreció un cigarrillo
.
Ignacio Wild.

1. LOS CIGARRILLOS

Un paquete de cigarrillos y una zipo antiguo que me regaló mi padre antes de morir siempre me acompañan donde vaya. "Hijo, este encendedor era de mi abuelo- dijo cuando aún agonizaba y su saliva volaba por la habitación, mientras yo tenía la cara empapada y, como era verano, sudaba a chorros.- lo obtuvo cuando aún era un chico, y me lo regaló cuando partió a la guerra, una guerra que no era suya". Nunca supe en qué guerra luchó mi tatarabuelo, pero alguna vez me imaginé que quizás fue en Vietnam. En mi top five de películas favoritas la primera siempre fue Full Metal Jacket.

*

Ella viene de Polonia. No conozco Polonia, pero supongo que la gente allá es bonita. Ella seguro es bonita. En las fotos que envió, vía mail, su rostro siempre estaba detrás de los brazos regordetes de un hombre muy grande, con canas y la nariz chata. Nunca pregunté quién era ese hombre. Yo decidí creer que era su novio. Las mujeres bonitas siempre tienen novios gordos, canas y la nariz chata.

Tengo que comprar cigarrillos. Ese es uno de mis momentos favoritos del día. A pocas personas les he contado que tanta espera siempre me termina matando.

Miro por el rabillo del ojo a un hombre que está al lado mío. Es bastante grande, gordo, y lleva silla de ruedas. Todo este mundo está lleno de hombres gordos. El hombre dice:"Esto no puede ser". Yo digo que lo que no puede ser es que un hombre tan grande y gordo quepa en esa silla de ruedas. Un poco después vuelve a decir el hombre:"la extraño mucho." y luego llora. Yo hace mucho que no lloro y no extraño a mucha gente. De chico quería llevar, como en Full Metal Jacket, un casco de guerra que dijera BORN TO KILL, y una cámara fotográfica colgada al cuello. Nunca tuve una cámara, y en lo demás tampoco un casco de guerra. Eso sí que lo extraño.

Recuerdo que en este mismo aeropuerto despedí a varios de mis amigos. Uno por uno se fueron yendo. Estaban aburridos del mate decían, y no los culpo. Tampoco los extraño, pero en esa ocasión sí que llore. Quisiera pensar que lloraba por el humo del cigarrillo, pero no. Cuando ellos se fueron sé que algo murió en mí, no sé qué. Nunca conocí a mi madre, pero seguro que de todo esto hubiera dicho: "Hijo, cambia esa cara, parece que algo murió en ti". A mi padre si lo conocí pero nunca dijo nada. En una ocasión sí que recibí un comentario, yo estaba escuchando Girlfriend in a coma de The Smiths a todo volumen y una chica se me acercó y me dijo:"Esa música es de viejos, yo llevo coloreado el pelo de rojo, algo murió en ti". Anteriormente conocí a muchas chicas con el pelo rojo que siempre me dijeron que yo era viejo. Considero que no soy viejo, no soy joven, no soy nada. Solo soy alguien que espera mujeres bonitas que vienen del extranjero, fuma cigarrillos y tiene una zipo que era de su tatarabuelo. Eso sí que lo hago bien.

En su último mail ella decía que vendría de pelo corto y que fumaba como loca. Creí que con eso bastaría, pero ahora me doy cuenta que no, que quizás le debí pedir otra indicación. Todas las mujeres extranjeras que salen de migración llevan el pelo corto y todas tienen cara de que fuman como locas. No llevo un letrero con su nombre porque nunca lo supe. Varias veces se lo pregunté. Ella me lo dijo, pero yo estaba demasiado concentrado mirando otras cosas. Tengo una gran colección de videos y fotos porno en mi computadora.

Le pregunto a todas las chicas extranjeras que veo:“ Where are you from?” y varias de ellas me responden: “What?”. Mi inglés es malo, pero les digo mi nombre. Eso no sirve de nada porque recuerdo que a la chica nunca le dije mi verdadero nombre. “eh, yo soy... este...” “What?”. Al final una de las chicas sí que me responde: “¿Eres James?”. Sí, soy James, ahora recuerdo que tal vez dije ese nombre. Ella me sonríe, me dice en español que se llama Dana Wersocka, y que está encantada de conocerme. Yo también me siento encantado de conocerle, de verdad que es bonita. Quizás es el rostro más bonito que yo haya visto. “Eres muy bonita. Estoy encantado de conocerte. Mi verdadero nombre es Tomás Wild ¿Así que fumas como loca?”.

Caminamos hacia la salida del aeropuerto y ella lleva varías maletas; al parecer muy pesadas porque se queja mucho. Yo soy alérgico a cargar cosas pesadas, así que no le ayudo, ni tampoco le digo que existen personas que por tres pesos te cargan las maletas.

-¿Sabes Dana?- le digo.
-¿Qué?- me responde.
-¿Nunca te ha pasado que cuando conoces a alguien encantador de repente te dan ganas de sacarle los ojos con una cuchara?
-I don’t understand.

-No, nada. Dije una estupidez.

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