miércoles, 20 de diciembre de 2006

TOMÁS, FUERA DE LA FIESTA

La fiesta está en otro lugar, pero no sé si quiero la fiesta. En mi estado todo me da igual.

Cuando mañana me despierte, con resaca a bordo, no voy acordarme de nada; y por eso soy feliz.

La felicidad es la tristeza disfrazada porque cuando me despierto al otro día, por alguna razón, siempre me duele la cabeza.

Como cuando era niño y siempre andaba jugando esos juegos que se solían jugar con mis primos y otros niños del barrio. Y al final se terminaban y tenía la seguridad que había sido timado porque ¿Y la diversión? Entonces al final más triste me sentía.

Aunque la tristeza no era del todo completa porque luego me decía, con el pecho en alto, los pulmones llenos de aire, los puños cerrados, una sonrisa en la boca y mirando de reojo a Natalia Gallego, la chica más bonita de la cuadra, que justo antes de jugar me sonrío: “A la próxima será”.

Y venía el gran suspiro de felicidad.
Y todo era esperanza.
Y todo era verde.
Y todo era blanco.
Y las palomas eran bonitas.
Y Natalia Gallego era la más bonita.

Que inocente era ese tiempo, y que inocente y corrompido es el tiempo ahora. Sí, la fiesta está en otro lugar, pero no sé si quiero la fiesta.

- ¿Jugamos al escondidijo? - Preguntaba Álvaro, mi primo dos años mayor que yo.

Y toda la patota de la cuadra Jorge Iván, Johnny, Yarley (Hermana de Johnny), Mónica, Paula, Natalia Gallego, Sandra (la muda), Alejandra, Manuel (mi otro primo), Mosco, Mico, el primo de Mico, Pepe, otros sin nombre y yo, lo jugábamos. Pero no todos disfrutaban: los más grandes y los más bonitos – Álvaro, Manuel, Johnny y Mosco- siempre se acaparaban todo el regocijo. Las chicas bonitas – Natalia Gallego, Mónica y la muda- siempre les guiñaban un ojo y les indicaban donde se iban a esconder, y claro, esos escondidijos eran de los más rebuscados; ni sus madres los encontraban cuando horas más tarde los llamaban a comer y los amenazaban con atizarlos a correazos por el lado de la hebilla. Y en esos escondidijos se daban besos con lengua y se magreaban. Y DESPUÉS NOS LO RESTREGABAN EN NUESTRAS CARAS DE PERDEDORES.

- Me besé con Mónica.- decía Álvaro.
- La muda me dejó tocarle las tetas.- decía Johnny.

Y después ya no se jugó más al escondidijo. Conocimos la cerveza, el vino, el ron, etc. Y aquí estamos unos años después.

Estoy cansado. Mis pies me duelen porque creo que ya me alejé bastante de donde estaba ¿Dónde era, en una fiesta?

Sí, estaba en una fiesta y ahora me acuerdo que fui por cerveza para una amiga ¿Amparo? ¿Paula? ¿Teresa? O ¿Fue por un amigo? ¿Pedro? ¿Carlos? ¿Walter? ¿El tipo con el que hable sobre Chasing Amy, mi película favorita? ¿Por qué resulté caminando fuera de la fiesta?

La fiesta está en otro lugar, pero no sé si quiero la fiesta.

Camino y camino y estoy tan cansado. Veo un muro donde puedo descansar un momento. Y me siento. Caigo de espaldas al pasto. Después de todo bebí para quedarme dormido.

Mis parpados se cierran o bueno, al menos eso es lo que parece.

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