viernes, 1 de diciembre de 2006

TERESA

No sé como llegué hasta éste edificio ni como llegué hasta la puerta del apartamento de Lorena. No sé como subí esas escaleras ¿Por qué no utilicé el ascensor?. Lorena vive en el séptimo piso.
¡TUN TUNN!

Ahora espero. Espero. Espero. La espera me mata. La vida siempre es una espera a que algo pase: Ese fue mi pensamiento filosófico de la noche.

Cuando ya estás acostumbrada nada pasa, al menos nada que te sorprenda. Conocer a Lorena no fue nada sorprendente... sin embargo...

Abro mi cartera. Saco un cigarrillo. Me enciendo el cigarrillo. Soy tan feliz en éste momento.

La silueta de un hombre se mueve por el pasillo. Es escurridizo y se mece de un lado para otro. Parece borracho. Es un hombre gordo, calvo y viejo... ahora que está cerca de mí, me doy cuenta de que en realidad es una mujer gorda, calva, vieja, demacrada y muy borracha. Mi papá lucía así, cuando empezó el tratamiento para el cáncer y le hicieron todos esos análisis que hacen perder el pelo. Me daba lastima. Esta señora me da lastima.

- Buenas noches niña.- Me dice la señora.
- Buenas noches señora.- Le digo.
- Niña, deje el cigarrillo ahora que está joven. Antes que sea demasiado tarde. Mire niña, yo me fumaba dos paquetes diarios y ahora estoy apunto de morirme. Tengo cáncer.
- Mi papá también se fumaba dos paquetes diarios y también se murió de cáncer. Yo sólo me fumo un paquete.
- Yo empecé así, con uno.
- De cualquier forma todos nos vamos a morir... ¿Está borracha?
- Sí, así es niña. Estoy borracha. Me encontré con unas viejas amigas y nos pegamos una buena borrachera. Brindamos por los viejos tiempos.
- Ah.

De nuevo toco el timbre de la puerta.
¡TUN TUNN!

- Pero sobre todo brindamos porque aún estamos vivas.- dice la señora con la cabeza gacha. Veo que está triste.
- Buen brindis señora, supongo.
- Sí niña, la vida es buena,... pero injusta... me voy a morir... Mis amigas ya no son las de antes y siempre tienen en los ojos esa mirada de lastima para conmigo. Me siento tan sola. Y sabes qué niña, extraño mucho el estar con alguien... Cuando era joven y bella nunca me faltaba en la cama una chica así como tú, hermosa, alta, con pechos grandes. Así como tú. Pero luego me volví vieja y enferma, y bueno, aquí estoy, totalmente sola. Sólo me quedan mis gatos.

La miro a los ojos. Ella me mira a los ojos.

- Quisiera recordar esos viejos tiempos niña. Quisiera que alguien, así como tu, me los hiciera recordar.

La sigo mirando a los ojos. Ella me sigue mirando a los ojos. Desvío la mirada. Otra vez toco el timbre.
¡TUN TUNN!

Recuerdo que mi papá unos días antes de morir me dijo casi exactamente lo mismo: “Quisiera recordar esos viejos tiempos Teresa. Quisiera que tú otra vez me los hicieras recordar”.

Y recuerdo a mi madre diciendo: “Vea Teresa, las épocas siempre se repiten pero con distintos personajes y distintos lugares, los diálogos son casi siempre lo mismo.”

Y me acuerdo de Lorena cuando se lo comenté: “Y sí Teresa, sin embargo uno siempre desea que llegue pronto la escena siguiente. Aún cuando sabemos que no hay nada nuevo bajo el sol.”
ABRE LORENA ¿POR QUÉ TE DEMORAS TANTO EN ABRIR?

Le doy una bocanada al cigarrillo. Miro otra vez a la señora. Le ofrezco una sonrisa falsa, sin ganas.

- Te puedo ofrecer dinero si con eso estás contenta niña. Pero por favor hazme el favor ¿Sí?- dice ella colocando su mano en mi hombro. Mirándome a los ojos. Tirándome a la nariz su mal aliento. Mostrándome toda su soledad. Su mano está fría. Carrasposa. Raquítica. Me da escalofríos.

ES EXAGERADAMENTE VIEJA.

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