martes, 12 de diciembre de 2006

UN INVITADO DE LA FIESTA

Ella se levanta del piso. Agarra una botella de cerveza. Camina hacia la gorda. Le atiza un buen golpe en la cabeza. La botella se rompe y la gorda cae desparramada en el piso. Empieza a sangrar. Ella, la violenta, le da una buena patada, luego otra y otra. Salta sobre la gorda, dos, tres, cuatro veces. La escupe. La escupe. La escupe. Le arranca los piercing de las orejas, de la nariz, del ombligo. Le clava la botella rota en el cuello. Y luego, sin más, se va.

Todos nosotros nos miramos unos a otros. No entendemos nada. Todo fue tan rápido. Uno de los tipos que están a mi lado pregunta rascándose la cabeza.

- ¿Cat fight?

Yo le doy un sorbo a mí botella de cerveza mezclada con un poco de ron y para variar vino tinto, el blanco no me gusta. Me limpio la boca.

- Sí, loco. Acabamos de ver una cat fight. Y sin pagar. Y lo mejor de todo es que triunfó la belleza.- le digo dándole una pitada al porro que alguien, no sé quien, me pasó.
- Sí, está rebuena.- Dice otro.

- Sí, es hermosa, literalmente.- digo para mí y entonces, viendo como la sangre de la gorda chorrea por el piso, sonrío.

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